viernes, 15 de enero de 2010

MI RECHAZO AL SISTEMA CAPITALISTA Y SUS ENFERMAS DEMOCRACIAS DEL MUNDO DE HOY

Por: ARTURO MUSKUS VILLALBA.

Empezaría por decirles que soy un hombre comulgante de lo que los ideólogos modernos llaman izquierda, de conciencia netamente anticapitalista, que cree insoslayablemente que “el hombre” en su dignidad humana aún desconoce las normas más triviales de la vida en sociedad, hábito innato desde que moraba en las cavernas. Lleva en su ADN el gen proscrito de la tendencia oprobiosa a defender ante todo pensamiento su motor generador de poder, bienestar y goce, en competencia perenne con sus semejantes; es decir, a conjugar sobre cualquier evento los adjetivos posesivos como símbolo de justicia y equidad humana, en tenencias, privilegios y fueros logrados inclusive con honor. Los primeros rasgos de capitalismo se develaron en el génesis, en el pasaje de Caín y Abel y se conocieron los resultados.

Es de observar que los propugnadores de ideas antagónicas al capitalismo han fracasado, porque utilizaron la represión antes de originar y promulgar, inclusive propugnar una cultura de vida. Actualmente luchar contra el capitalismo es enfrentarse a un poder universal con perfiles dogmaticos, representado en el capital inalienable dominante en el planeta, que invierte en la democracia, motivo de orgullo de algunos países y que doblega pensamientos antagónicos, porque toda la infraestructura jurídica esta soportada por principios establecidos en constituciones prefabricadas por poderes capitalistas que apunta ineludiblemente a su continuidad.

Yo me enfrento a todos los que hoy día gozan de la buena vida y son defensores mordaces y consuetudinarios del sistema capitalista integro en sus postulados, únicamente con el arma de la verdad, defendiendo mi criterio, con un solo ejemplo, acerbo de mi veracidad: que en Estados Unidos, Atenas de la democracia, también se cometen exabruptos en uso de la democracia, que en nada es participativa a nivel de elegibles, sino perceptiva y rica en votos, pero coaccionados por personalidades y entidades que usan el poder económico, el marullo y la componenda para entrar al poder gubernamental y consolidarse. Es decir, si un ciudadano sin poder económico llegare a cualquier cúspide por libre elección, fue porque el sistema del poder lo coaccionó a ejecutar políticas para sus intereses. En Colombia, además de lo descrito anteriormente, se ha generado el fenómeno de la dictadura empresarial, porque al aportar las empresas inmensas sumas a las campañas presidenciales, simplemente recibirán los beneficios según el aporte, aunque se cometan atentados sociales denunciados exiguamente por la insipiente y muchas veces corrupta oposición. Yo increpo respetuosamente a cualquier ideólogo de tesis capitalista, convencido de la seriedad y veracidad de mi reflexión con el siguiente ejemplo tomado del azar: que sin el poder del petróleo George Bush jamás hubiera sido presidente norteamericano, ni mucho menos su hijo Jeb hubiera sido gobernador del estado de La Florida.

A pesar de ello no afilo mis artillerías ideológicas sobre la democracia como tal, sino a la forma de utilizarse para obtener poder exclusivamente, mientras que aquellos independientes que poseen un liderazgo o talante dirigente, se pierden en la maraña del ostracismo sin paliativo alguno. Es por eso que limitando la propiedad privada y las tenencias en un sistema netamente social, únicamente establecidas por el logro al beneficio de una sociedad y apuntalando al hombre en su dignidad, como fundamento de todo proceder, lograremos un sistema ideal, muy distante al capitalismo de hoy en día y por supuesto del capitalismo salvaje a usanza en Colombia y América latina. Por eso yo apoyo cualquier brote de insurgencia política con argumentos legales y protegiendo la vida humana que surja en el mundo latino y hasta en el sitio más recóndito del universo. Sólo así gobernaremos con cánones de justicia social y recogiendo los mejores frutos del mejor invento del hombre después de la rueda: la democracia.