martes, 24 de enero de 2012

POR QUÉ ADUZCO QUE ÁLVARO URIBE VELEZ SABÍA DE LAS CHUZADAS.

La Verdad de Arturo Muskus V

Por Arturo Muskus V

Nadie puede negar el ímpetu y la estrella que genera Álvaro Uribe Vélez expresidente de Colombia en todas sus actuaciones de su vida política; innegable, inclusive para escudarse de algún ataque de la oposición en defensa propia o a sus exsubalternos. Su carisma de estadista y frenesí, su laboriosidad aderezada por su capacidad contundente y oportuna de respuesta ante cualquier estímulo generada por sus detractores.  No existiría un colombiano siquiera con un solo dedo de frente que negase esta afirmación. Pero la realidad de frente demuestra que actuaba con estrategias soterradas para nunca restar esa pasión frenética en la consciencia de sus seguidores; o no ser tachado de debilidad o de salida en falso o cualquier otro calificativo degradador. Es decir, manipulaba con maestría las circunstancias para evitar perder un solo punto en la imagen de sus copartidarios y seguidores.

Con todo el ataque del uribismo a la fiscal general de la nación Viviane Morales, inclusive: con proyectiles de improperios sobre su vida privada, se le concede la razón a esta valiente mujer en lo que va del desarrollo investigativo sobre los casos de acusación a excolaboradores de Álvaro Uribe Vélez, como: Andrés F Arias , Juan C Salazar, Bernardo Moreno, Luis Carlos Restrepo y María del Pilar Hurtado. Las pruebas son categóricas, inclusive con aplastantes testimonios de sus exsubordinados que atestiguaron en contra de sus directos jefes implicados, en casos como espionaje a todo ciudadano con perfil antagónico al uribismo y más aún, con las pruebas de los documentos físicos y magnéticos encontrados en el DAS, donde quedaron demostrado más de 15 operaciones para acabar con la oposición, ONGs, periodistas acuciosos, mandatarios de países vecinos etc.

El escándalo de las chuzadas es el espionaje más aterrador y repugnante de la vida política de la patria, que incluía atentados terroristas, difamaciones programadas para acusar al filo de la contundencia y la infamia a personaje preavimente determinados que ofrecieran antagonismo a la imagen del presidente Uribe, en coartadas estratégicas y sistemáticas, ampliamente colegidas de discernimientos muy secretos y acuciosos, cuyos infames resultados fueron difundidos por las grandes cadenas de noticias de Colombia. Los seguimientos telefónicos realizados por personal del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) a dirigentes de la oposición, magistrados, jueces, periodistas y defensores de derechos humanos quedaron claros a la luz del periodismo investigativo por la seguidilla de pruebas que la justicia encontró escondidos en los mismos recónditos archivos de esta macabra institución.

Es fácil dilucidar que estos crímenes de estado fueron ideados e impulsados por el alto gobierno  pues un funcionario del DAS conociendo la inmensa gravedad de su actuación delictuosa no actúa por si solo en semejante aventura, ni aun con el fino aroma de la indulgencia al jefe del estado,  laureado permanentemente por sus éxitos contra la subversión, contra sus detractores políticos y con todos sus logros económicos. Todos estos graves interrogantes deberá develarlos la justicia para encontrar los verdaderos responsables, pero con mi premonición presente que esta vez se llegará al fondo de la verdad de los hechos.

Se reitera que la empresa criminal ejecutada por el DAS contemplaba una serie de operaciones que determinaban la realización de actividades tendientes a menoscabar la dignidad y la integridad física y moral de determinadas personas consideradas enemigas del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, incluyendo la Corte Suprema de Justicia. Así se desprende de un documento de 166 páginas que decomisó la Fiscalía en los allanamientos que realizó a esa agencia de seguridad del Estado.

Es claro afirmar que el expresidente de la república en su gobierno respondía y contragolpeaba sistemática y categóricamente justo en el momento más oportuno, sobre todo cuando sus detractores estaban a punto de alcanzar la difusión de un escándalo que le perturbara. Era ahí donde se hacía ver. Dejaba viendo un chispero a todo el mundo, enalteciendo la brillantez de su  genialidad. Y estaba claro, ahora digo: pues tenía chuzado a todo aquel que pudiera tener la mínima intensión de hacerle daño político.

No se espera menos cuando como asesor tenía un hombre de apariencia siniestra y malévola como José Obdulio Gaviria, quien con su sonrisa perversa,  expresión satánica y en medio de su palabrería recalcitrante y venenosa, provocaba terror para mantener alejado a su manera a todo aquel capaz de detractar del gobierno.

Lo más triste es que esa soterrada y criminal actuación se llevó lanza en ristre a la honorabilidad de personajes que sólo hacían su labor constitucional o simplemente una oposición con argumentos de denuncia y tal vez a aquellos que la justicia demostraría su colaboración con la delincuencia y la subversión.  Su alta derecha rompió cualquier barrera protectora de inocencia por su organigrama completo, funcional e instituido para procesar la información conferida a él con lealtad y entrega.

Qué está incólume el presidente Uribe?  Tal vez, pero debemos recordar que su genialidad proyectada en su convicción y  locuacidad lo hace fabricar una cortina de hierro que evita   la permeabilidad de declaraciones inconvenientes por parte de sus exfuncionarios fustigados que quisieron y quieren colaborar con la justicia, pero que  a la fecha se empieza a resquebrajar, sobre todo cuando la fiscalía y los medios aún no han vivido el mayúsculo fragor de las audiencias. Por eso consideré una genialidad, aunque para lo malevo, asilar a María del Pilar Hurtado en Panamá. Pues la fiscalía posee argumentos claros para provocar fácilmente una condena ejemplar con un vasto acervo contra esta diminuta mujer; como documentos y acusaciones de sus subordinados en su triste desempeño del DAS.

Por: A Muskus V
Enero 23 de 2012